29/4/10

Fallo histórico en la víspera de nuestro Bicentenario

Inapariencia


III. Emperador Amarillo viajó hasta el norte del río Rojo, y subió al monte Kunlun. Pudo contemplar desde lo alto las tierras al sur. En el camino del retorno perdió su perla misteriosa. Despachó a Inteligencia para que la buscara, mas no la pudo encontrar. Despachó a Perspicacia para que la buscara, mas tampoco la pudo hallar. Despachó a Dialéctica para que la buscara, y tampoco éste fue capaz de encontrarla. Entonces envió a buscarla a Inapariencia, y éste sí la encontró.
-"¡Maravilla es -exclamó el Emperador Amarillo-. que sólo Inapariencia la haya podido encontrar!"

Zhuang Zi ("Maestro Chuang Tsé"). Libros exteriores: Wai Pian, Libro XII. Cielo y Tierra

Civilización y Barbarie


"La Barbarie, oh escandalizados doctores y financistas, es la Civilización impuesta a lanza y fusil de repetición."


Así comenta Fermín Chávez sobre Solané, drama gauchesco en tres actos, del que existen dos versiones, ninguna representada. Escrito por Francisco F. Fernández (quien cumplía funciones políticas para Ricardo López Jordán en Entre Ríos), está basado en una matanza de "gringos" acaecida en Tandil allá a fines del año 1871, realizada en manos de un grupo liderado por el mesiánico curandero Tata Dios (nombre real: Gerónimo de Solané). Chávez toma estos escritos para determinar aquello que fue (y creo que sigue siendo) el paradigma histórico vivido por Latinoamérica: la oposición civilización-barbarie y campo-ciudad. Por otro lado, su intención es rebatir aquella vieja tesis sarmientina, que pretendía "agringar" de un sólo golpe a toda la pampa. Para él, la función que venía a cumplir esta obra dramática en la cultura popular y la lucha cotidiana es la misma que la del Martín Fierro de Jose Hernández o el Juan Moreira de Eduardo Gutiérrez.

Este nivel de análisis historico-literal forma parte de un ensayo escrito por el primer autor mencionado, llamado Civilización Y Barbarie en la Historia de la Cultura Argentina. El Bicentenario es para mirar al futuro y aprender del pasado, al menos eso creo yo.

Escena 2da del acto II en Solané:
"-Civilización de bayonetas y cadenas! civilización liberticida y corruptora, amasada con injusticias impunes, encomiadas por periódicos versátiles y cínicos, vendidos al oro manchado del mercenario inconsciente o sin pudor; civiliación fatal, trampa artificiosa, cuyas piezas maestras son gobernantes arbitrarios con los débiles, cobardes con los fuertes, sin noble carácter, sin elevada política; gobernantes cuyo único afán es prepararse un lecho de rosas, desde donde sin zozobras ni peligros puedan contemplar después, entre olas de sangre, a la sociedad que han precipitado en los horrores de la anarquía!"

Al parecer el contenido ideológico, el grito de guerra y muerte empleado por la banda de este curandero era puro fanatismo; al menos desde mi punto de vista. Dice Chávez: "Estancieros europeos y bolicheros gringos perecieron bajo el cuchillo de los juramentados, a quienes Solané les había prometido la salvación si derramaban 'sangre de extranjeros enemigos de la religión' ". De hecho en la obra de Fernández se habla en este mismo idioma contra quienes "miran al gaucho como a un fruto de maldición y de barbarie" y contra los "puebleros cajetillas". Así Solané le pregunta a sus discípulos si ellos creen que Dios los ha enviado "para curar las dolencias del cuerpo y salvar las almas religiosas, que los herejes masones contaminan, amparados por sus cómplices de frac y de entorchados".

El hombre barbudo (no bárbaro) y cómicamente vestido de la foto, es Lucio V. Mansilla, sobrino del brigadier general Don Juan Manuel de Rosas e hijo del general Lucio Norberto Mansilla, quien fuera gobernador de Entre Ríos y uno de los que cruzó los Andes (al mismo tiempo es Lucio N. quien depone al gobierno entrerriano de Lopez Jordán (padre) en 1821).

Coronel y literato, como todo hombre de renombre en esos tiempos, Lucio V. fue el que decidió incursionar la pampa, viajando desde los altos edificios, pasando los confines de la ciudad hasta los toldos donde vivían los ranqueles, para luego escribir su crónica.

Chávez: " La conciencia del choque entre civilización europea y barbarie americana, late en las páginas de don Lucio V. Mansilla, sobrino del dictador Rosas, por su madre doña Agustina Ortiz de Rozas, que fue hermana de Juan Manuel.
Mansilla parte de viaje hacia Oriente y Europa muy jovencito, y regresa al país en las vísperas mismas de Caseros -meses después del pronunciamiento de Urquiza contra Rosas-. En las páginas de aquel relato titulado Los siete platos de arroz con leche, don Lucio nos cuenta su entrevista con el caudillo federal apenas llegado a Buenos Aires. El mismo se cuida de que lo imaginemos, joven de veinte años a la sazón, acicalado a la francesa y según la última moda de París, 'abrochado hasta arriba la levita?', entrando en la casona de Palermo ante la mirada socarrona de gauchos federales y de porteños que lo observaban 'como a un contrabando'.
Manuelita Rosas lo hace pasar a ver al tío, a una sala adornada de rojo punzó, después de cinco horas de amansadora. Es muy elocuente y expresiva en la narración una frase que Mansilla pone en boca de su tío materno al iniciarse el diálogo:

'Sobrino, estoy muy contento de usted... Sí, pues: estoy muy contento de usted porque me han dicho que usted no ha vuelto agringado...'


Ese agringado en boca de Juan Manuel resume en sí todo el contraste y el conflicto que la patria estaba experimentando: América y Europa. La pampa y las metrópolis ultramarinas.
Pero también en otras páginas , Mansilla refleja su conciencia sobre el problema. Así, en el ajustado y rotundo retrato de Sarmiento , escribía lo que sigue:

'El amaba la civilización y era bárbaro en sus polémicas de sectario intransigente. El amaba la educación y era inculto, a pesar de sus viajes, de su roce con las gentes, conservando siempre y en todo, la aspereza de las breñas sanjuaninas, de donde salió.'